Sin oxígeno no se puede vivir. Sin embargo en los últimos años, y especialmente en el deporte de alto rendimiento, está demostrado que aguantar la respiración puede aportar resultados increíblemente beneficiosos.
Descubre a través del siguiente post la llamada hipoxia intermitente, cómo funciona, y cuáles son sus múltiples ventajas aplicadas a la actividad y al deporte de alto rendimiento.
Cuando nos dicen “respira profundamente” nos sentimos especialmente bien. Mientras respiramos hondo, al cuerpo le da tiempo hacer un alto en el camino. Pensamos más, nos relajamos, nos ayuda a combatir el estrés y a estar más tranquilos.
Pero ¿qué ocurre si se hace justo lo contrario? si paramos de respirar de forma intermitente y aguantamos el oxígeno. Para los deportistas profesionales, que están más familiarizados con este tipo de prácticas, de sobra saben que se producen múltiples beneficios que repercuten en sus entrenamientos.
En este sentido la PNI aprovecha en la actualidad esta técnica junto a otras herramientas como la meditación o el mindfulness para combatir determinadas situaciones de estrés.
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¿Qué es la hipoxia intermitente?
Se trata de una técnica de entrenamiento relativamente novedosa y eficaz que consiste en privar al cuerpo de oxígeno durante pequeños lapsos de tiempo de manera controlada, con el objetivo de despertar y desarrollar el potencial adaptativo del organismo. Para entenderlo mejor, se aguanta la respiración de forma controlada.
Aunque sin duda no es lo mismo, para entenderse un poco mejor, es una práctica que puede compararse con el ayuno intermitente; se priva al organismo de una necesidad vital en espacios de tiempo cortos, hasta que poco a poco el cuerpo se va adecuando a controlar dichas necesidades.
El proceso de hipoxia intermitente es mediante la respiración, donde hay un intercambio de nitrógeno, oxígeno y dióxido de carbono. Se aprende a reducir la presencia de oxígeno de forma controlada, focalizando toda la atención en el CO2, que es igual o tan importante como el oxígeno.
Cuando existe un exceso de “aire” en el cuerpo se produce un exceso de hiperventilación, entra demasiado oxígeno en perjuicio del dióxido, los vasos sanguíneos se contraen, no llega suficiente sangre al cerebro y la reacción es de mareo. La hipoxia intermitente lo que hace es funcionar justo con el efecto contrario, logrando así resultados positivos a medio y corto plazo.
Ventajas de la hipoxia intermitente
Para algunos deportes de altura como el ciclismo, la hipoxia intermitente no es algo nuevo. La mayoría de los ciclistas suelen entrenar a más de 2000 metros de altura, y pierden un porcentaje de oxígeno muy elevado. Una vez que descienden y llegan abajo su recuperación es mucho más rápida y lógicamente mejoran considerablemente el nivel de rendimiento.
Y también es algo frecuente entre los nadadores, que controlan su entrada de oxígeno y así aguantan a mayor rendimiento en el agua.
Entre los beneficios de la hipoxia intermitente se encuentran,
- El factor tiempo durante el entrenamiento. Los entrenamientos bajo hipoxia intermitente favorecen que sean más rápidos.
- La falta de oxígeno estimula al deportista a aumentar su ritmo de actividad.
- Se aumenta el nivel de resistencia deportivo. Ante la dificultad de tener aire, el cuerpo aguanta más y en consecuencia aumenta la capacidad anaeróbica.
- Produce relajación. La falta de oxígeno y aumento de CO2 calma el sistema nervioso y fomenta el nivel de relajación.
- Mejora considerablemente el descanso.
- Facilita la recuperación frente a los esfuerzos.
- Uno de los beneficios más importantes de la falta de oxígeno, similar al que ocurre con el ayuno tiene que ver con la autofagia, es decir, con el proceso en el que las células se descomponen y destruyen aquellas proteínas dañadas o inservibles y otras sustancias, que se reciclan para funciones del cuerpo vitales ante situaciones de ayuno o de estrés. En estos casos se produce un efecto barrera contra las enfermedades inflamatorias, algunas autoinmunes y el cáncer.