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 Alergias primaverales ¿Qué conexión tienen con la microbiota? (II).
 Alergias primaverales ¿Qué conexión tienen con la microbiota? (II)

Alergias primaverales ¿Qué conexión tienen con la microbiota? (II)

Salud 27 abril 2023

Como ya adelantamos (en la primera entrega de este post) dedicado a estas respuestas del sistema inmune “extremas” estacionales y típicas de esta época del año, las alergias primaverales mantienen un nexo bastante estrecho con nuestra microbiota. Especialmente cuando la tenemos desequilibrada o alterada, ya que esta va a favorecer la aparición y sintomatología asociada con picores, estornudos, dolores de cabeza, y todo un listado de manifestaciones características de un cuadro alérgico.

En este segundo bloque vamos a centrarnos en explicar esta especie de simbiosis alergia-microbiota alterada, y también vamos descubrir cómo actúa la histamina, como sustancia base de los procesos alérgicos primaverales; cómo se deben controlar y estabilizar sus niveles para paliar los efectos cuando se vuelven elevados, especialmente durante los meses de floración.

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Una microbiota desequilibrada y las alergias primaverales

Se ha demostrado que la microbiota juega un papel clave en nuestro sistema inmunológico, y que cuando está alterada, puede aumentar el riesgo de desarrollar determinadas alergias estacionales y asma.

Se han llevado a cabo diferentes estudios, entre otros con los niños, ya que la fase de desarrollo del sistema inmunitario se produce con mayor intensidad durante los primeros años de vida.

Y se ha observado cómo los niños con mayor propensión a enfermedades alérgicas como las dermatitis, rinitis alérgicas o asma tenían su perfil de bifidobacterium más bajo que aquellos que no presentan alergias.

Por ello, una dieta rica en alimentos probióticos puede ser la clave para prevenir determinadas alergias. La función de las bacterias de la microbiota en la prevención de alergias forma parte de una línea de investigación abierta en la actualidad.

La histamina alta ¡Señal de alarma!

La histamina es una de las sustancias más íntimamente relacionadas con los procesos alérgicos primaverales.

Por este motivo vemos con frecuencia que lo primero que se suele recetar para paliar sus molestos efectos, son los llamados antihistamínicos, cuyo objetivo es controlar y frenar de alguna manera la liberalización de los niveles de este mediador de multitud de alergias.

Cuando la histamina se dispara, especialmente en las personas con alergia, en un principio nuestro sistema cree que esta sustancia en realidad, normalmente va a ser inocua, pero la realidad es otra. Y es que verdaderamente resulta dañina.

Así, el sistema reacciona avisando a algunas células que liberen histamina por los vasos sanguíneos y determinados sitios del organismo, actuando en los ojos, las mucosas, pulmones, en la piel, o en el intestino.

De ahí que los efectos típicos de cualquier alérgico sean picazón de ojos y nariz, sarpullidos, asma y dificultades respiratorias, así como una mucosidad excesiva y molestias en la garganta, o inflamaciones.

¿Cómo averiguar si tenemos un nivel alto de histamina?

Básicamente cuando el paciente presenta un cuadro clínico frecuente o estacional con este tipo de síntomas que hemos referido en el punto anterior.

Los más conocidos son las rinitis, sinusitis o estornudos frecuentes, acompañados con frecuencia de dolores de cabeza, cefaleas, o incluso dolores en las articulaciones.

También aparecen en la piel en forma de dermatitis, o como eczemas. Y ya, aunque menos evidentes, también con un gran nexo de unión y frecuentes, son los de carácter intestinal (estreñimiento o diarrea), o fatiga generalizada con sensación de cansancio.

Más allá de los antihistamínicos

Teniendo muy claro que la conexión entre alergia y microbiota es cuantiosa, más allá de los medicamentos antihistamínicos (que si bien palían los efectos y dan una tregua al cuerpo, por otro lado producen somnolencia, sequedad de boca e incluso mareos) existen otros tratamientos efectivos para controlar el intestino y en consecuencia, estos síntomas tan desagradables de carácter estacional.

Si bien las alergias estacionales se deben abordar con un enfoque integral del paciente, pero los probióticos y una dieta adecuada capaz de controlar los niveles de histamina pueden ayudar a combatir alguna sintomatología, y que sea fundamentalmente a base de alimentos frescos (carne, pescado y verduras), incluyendo frutas y verduras, así como setas y champiñones.

Junto a la alimentación, la vitamina C o la B6, el cobre y el magnesio entre otros, cumplen una labor suplementaria clave, siempre bajo la supervisión de un profesional.

Además es importante respetar los horarios de sueño (mínimo de 7 a 8 horas), la actividad física, y muy importante, evitar relaciones sociales tóxicas, fomentando a menudo determinadas técnicas de relajación y meditación, cuyos beneficios citaremos y hablaremos más adelante en algún que otro post.

¿Te está pareciendo interesante esta información? A partir de ahora podrás determinar el origen de ciertas patologías o alergias primaverales. Si quieres saber más sobre la relación alergias y microbiota, en el Máster en PNI clínica abordamos esta conexión con detalle.

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