El próximo 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol, una fecha que nos recuerda la importancia de no abusar de esta sustancia, especialmente por los efectos tan dañinos y devastadores que produce en el organismo.
Es algo muy habitual y típico en las sociedades desarrolladas. Todo lo celebramos con una copita de vino, una cerveza o con algún destilado que reservamos para las ocasiones especiales o los buenos momentos. El alcohol es un “must have” social y está muy ligado a los momentos de desconexión. Hasta en los medios de comunicación beber está aceptado y “bien visto”. Y lo más significativo, es que cada vez se consume más alcohol a edades más tempranas.
Numerosas las personas beben habitualmente alcohol y en cantidades importantes. Un hábito contra el que lleva luchando desde hace décadas la Organización Mundial de la Salud, porque junto al tabaco, el alcohol está en la lista de sustancias más tóxicas y perjudiciales para el organismo.
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Según la OMS, la toxicidad por alcohol provoca nada menos que 3 millones de muertes al año en el mundo, millones de discapacidades, y efectos súper nocivos a nivel general para la salud.
Abusar del alcohol es la causa del 10% de las muertes en edades comprendidas entre los 15 a 49 años.
La delgada línea que separa el consumo sostenido de la adicción
Los estudios evidencian que la intoxicación aguda por alcohol es el límite para terminar con un consumo sostenido y habitual, que finalmente puede desencadenar en una adicción.
Este abuso crónico provoca daños orgánicos al hígado, al sistema cardiovascular, al sistema endocrino, al sistema nervioso, al tracto gastrointestinal, y al metabolismo de los nutrientes básicos que son los tejidos más sensibles a este tipo de toxicidad.
Etanol endógeno ¿Qué es y cómo lo produce el cuerpo?
El etanol endógeno es un tipo de alcohol producido por el cuerpo humano.
Se trata de un compuesto orgánico resultado de una serie de reacciones químicas que funcionan de la siguiente manera: la fermentación natural de los azúcares que se lleva a cabo por las bacterias gastrointestinales, conduce a la producción de trazas de etanol endógeno.
En este punto, cuadros disbióticos causados por especies como Candida albicans o Saccharomyces pueden promover la producción de etanol en el intestino como producto final del metabolismo anaeróbico del piruvato, debido a la actividad bacteriana de la enzima alcohol deshidrogenasa.
Además, otras especies bacterianas como Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli o diferentes Clostridias también han demostrado ser productoras de etanol en cuadros asociados a hiperpermeabilidad intestinal y esteatosis hepática.
Esta producción de etanol endógeno y su metabolito, el acetaldehído, muestran una variación estacional y su acción es importante, por ejemplo, en el control del equilibrio corporal durante la adaptación al frío.
Etanol exógeno: cuando se ingiere alcohol
Todos conocemos los efectos de alguien que toma alcohol de forma habitual en cantidades ingentes, sin embargo, el proceso químico que se experimenta en el organismo, además de ser distinto al del etanol endógeno, con el etanol exógeno es veloz.
El alcohol en este caso se absorbe de forma muy rápida y fácil a través de las membranas hasta llegar a la sangre, donde se transporta libremente.
Desde aquí el etanol se reparte y distribuye hacia los diferentes tejidos y depende de la concentración relativa de agua del propio tejido, que es menor cuanto más deshidratada está la célula.
Hay que tener en cuenta que el estómago y el hígado son los primeros órganos en metabolizarlo, pero no los únicos.
El etanol puede ser glucuronizado y sulfatado tanto en el hígado como en los pulmones, y el metabolito etil glucuronida puede acumularse en el pelo, como un biomarcador ligado que permanece de forma prolongada cuando se consume alcohol.
¿Cómo se metaboliza el etanol?
Cuando se metaboliza el etanol, se oxida principalmente por la enzima alcohol deshidrogenasa, que es zinc dependiente y se satura con facilidad.
Numerosos polimorfismos pueden modificar la eficiencia de esta enzima, y por lo tanto la farmacocinética del etanol (que estudia cómo se absorbe, distribuye o metaboliza algún compuesto, en este caso el etanol).
El sistema enzimático Citocromo P450 también metaboliza el etanol, incluso por encima del alcohol deshidrogenasa.
Mientras que la enzima se expresa en la mitocondria y en el retículo endoplásmico del hepatocito, el sistema Citocromo P450 está ligado a las membranas y su función es altamente oxidativa.
De tal manera que la cantidad de etanol ingerido puede superar la capacidad de los sistemas metabólicos para su biotransformación, induciendo en estos casos el daño oxidativo en aquellos tejidos que lo metabolizan, especialmente el hepatocito.
El papel del Acetaldehído
El resultante de la oxidación del etanol es el acetaldehído, asociado principalmente al consumo habitual de bebidas alcohólicas.
Se supone que debería metabolizarse rápidamente hacia ácido acético, pero que se convierte en sustancia tóxica cuando se presenta en cantidades elevadas.
El acetaldehído es una sustancia que también se encuentra en bebidas alcohólicas, en los cosméticos, en el tabaco, los lácteos, y también en algunas frutas y verduras.
Esta sustancia aún no siendo capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, se distribuye hacia el sistema nervioso periférico y central.
Su descomposición depende de una superfamilia enzimática: el aldehído deshidrogenasas, igualmente, altamente polimórfica y sensible a la disponibilidad del safrol aportado por la pimienta negra o la canela, y el sulforafano de algunas crucíferas.
El acetaldehído es el responsable en gran parte de los síntomas típicos de la “resaca”.
La acumulación de etanol junto al acetaldehído en los diferentes tejidos que las metabolizan, especialmente el hígado, van facilitando la instauración de respuestas oxidativas inflamatorias mediadas por citoquinas y proteínas del complemento que terminarán dañando numerosas estructuras, incluyendo la barrera hematoencefálica y condicionando tanto al componente microglial como neuronal.
De este modo se van instaurando los daños en la boca, en el tracto gastrointestinal, en el sistema musculoesquelético, en el páncreas, sistema cardiovascular, en el cerebro, el hígado y los pulmones especialmente; patologías muy habituales en personas que consumen alcohol excesivamente.
Fuentes:
1. World Health Organization. Harmful Use of Alcohol. NMH Fact Sheet 2009. Available online: https://www.who.int/nmh/publications/fact_sheet_alcohol_en.pdf (accessed on 20 July 2021).
2. Askgaard, G.; Kraglund, F.; Kann, A.E.; Vilstrup, H.; Jepsen, P. Epidemiology for alcohol-related liver disease. Ugeskr. Laeger 2021, 183, 14. [Google Scholar]
3. Birková, A., Hubková, B., ?ižmárová, B., & Bolerázska, B. (2021). Current view on the mechanisms of alcohol-mediated toxicity. International Journal of Molecular Sciences, 22(18), 9686.
Llevo más de 20 años dedicado al campo de la salud y de la formación, especializado en el ámbito de la Psiconeuroinmunología clínica.
He tenido la suerte de formarme y entrar a formar parte del equipo del Dr. Leo Pruimboom, la gran referencia internacional en esta disciplina.
Me apasiona mi labor docente, poner al servicio de cientos de alumnos de todo el mundo todo este bagaje y conocimiento para acompañarles en el proceso de formación en esta maravillosa disciplina.
Igualmente disfruto y aprendo de mis pacientes en mi labor clínica diaria.