“Desde que tomo magnesio me canso menos”, “esas pastillas de omega-3 me están ayudando bastante”, “me ha dicho mi terapeuta que tengo una carencia de yodo importante”. Todas estas afirmaciones están a la orden del día; sin embargo y más allá de una aparente moda, de una sugestión o de un posible efecto placebo, puesto que los suplementos se consumen mucho y más en países como el nuestro, está demostrado que la suplementación bien pautada, funciona.
El contemplar la salud desde un punto de vista preventivo ante determinadas patologías y tener una perspectiva holística e integral del diagnóstico, hace que la toma de suplementos se haya disparado en los últimos años.
En PNI clínica tenemos muy claro que la carencia de recursos, tanto en los alimentos de ahora, que ya no contienen las mismas propiedades que antes, como nuestro ritmo de vida, hacen que tanto el sistema inmunológico como nuestro cerebro se vean perjudicados.
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Durante los cambios estacionales, o por inflamación, los suplementos cumplen su misión, compensando las dosis diarias necesarias de vitaminas, minerales o compuestos esencialmente indispensables para nuestro organismo. En esta serie de posts dedicada a los suplementos y sus beneficios vamos a ver cuáles son las deficiencias principales del organismo en la actualidad, por qué se consumen, las clases y sus propiedades, qué suplen y sus efectos directos tan increíbles sobre el organismo.
Los alimentos de ahora, no son los de antes
La calidad de lo que comemos ahora no es la de antes. Las frutas y las verduras ya no saben igual, ni los alimentos contienen las mismas propiedades que hace un siglo.
La alimentación ultraprocesada ha sido una de las causas más importantes, y nuestro ritmo de vida nos ha llevado a abandonar una dieta sana y rica en nutrientes.
Es cierto que cambiar de hábitos es costoso, tanto por los recursos como por el esfuerzo que conlleva, y la oleada de suplementos alimenticios, parece que de una forma relativamente directa y fácil está ayudando o nos conforma hacia el cambio.
¿Qué falta en nuestro organismo? Los suplementos necesarios
1. Falta de zinc
Consumimos el 80% menos de lo recomendado. En este caso no es exactamente porque no se ingiera, sino que se pierde durante el proceso de absorción debido a que elevada incorporación en nuestro cuerpo por el consumo de otras sustancias como las fibras o el alcohol, y también hay otros tipos de patologías como las enfermedades renales y las alteraciones metabólicas que frenan la debida absorción de este mineral.
2. Selenio y su carencia
El selenio es otro de los minerales en el que se detecta carencia. Si bien la ingesta actual está entre 60 y 65 µg/día (microgramos/día), la recomendación mínima para una persona sana se establece en 70 µg/día.
3. El yodo
El yodo es uno de los elementos esenciales ya que el sistema no es capaz de producirlo por sí mismo, y una falta en la alimentación puede implicar distintos problemas y patologías. Entre ellos, el agrandamiento de la glándula tiroides. El yodo es imprescindible durante el embarazo, ya que unos niveles muy bajos o carencia durante esta etapa de gestación puede implicar problemas neurológicos como cretinismo, retraso mental y otros problemas de carácter permanente.
Aunque la tolerancia a los alimentos (los procedentes del mar, los lácteos, huevos, la sal yodada y también el agua) que contienen este componente para el organismo es normal, también pueden detectarse una serie de trastornos por unos niveles excesivos de este mineral que se asocian directamente con determinadas alteraciones como la tiroiditis, el hipertiroidismo, el bocio, etc.
Algunos estudios recientes han determinado que la cantidad de yodo actual en determinados alimentos es más bien baja, porque la cantidad de yodo en el suelo actualmente también es reducida, y su riqueza se ve afectada por los fertilizantes y el riego.
Los datos de este suplemento se detectan en general por debajo del 80% de las IDRs, que sería el valor de referencia nutricional recomendado para la población.
4. Vitaminas A y D
Estas dos vitaminas son indispensables para el cuerpo y también se detecta una ingesta por debajo de la dosis recomendada que es de 1000.
La vitamina D que está incluida en algunos pescados grasos, los huevos, y en el aguacate, es otra de las indispensables. Concretamente la población de mujeres mayor de 45 y hasta los 64 años no consumen lo que debieran consumir más
5. Ácido Fólico
La cantidad que se recomienda ingerir por día es de 400 µg/día (excepto en mujeres embarazadas y gestaciones programadas), y también se han detectado indicadores por debajo y deficiencia de folatos.
Si te está resultando interesante este contenido, que también abordamos con detalle en nuestra formación y Máster en PNI clínica, no dejes de leer la segunda parte de este post, en donde hablaremos sobre aquellos suplementos más importantes para el organismo, incidiendo en aquellos recomendados para el sistema inmune y neuronal.
Fuente: Tablas de composición de alimentos (Moreiras et al.)
Llevo más de 20 años trabajando como fisioterapeuta, pero mi ámbito profesional y mi forma de vida dio un giro de 180 grados cuando me convertí en lo que soy actualmente: especialista en Psiconeuroinmunología clínica. Disciplina que me ha brindado la oportunidad de crecer exponencialmente y que llegó a mí de la mano del Dr. Leo Pruimboom, fundador y referente mundial por excelencia de esta disciplina médica. Una nueva vía de intervención que descubrí cuando aún estaba cursando mis estudios universitarios en Fisioterapia, que cambió mi perspectiva y por su puesto la manera de trabajar con los pacientes.
Labor clínica, con la que no dejo de aprender constantemente y disfrutar cada día. Además, al mismo tiempo me permite desarrollar mi segunda actividad y pasión, la de coordinar el Máster en PNIc. Me encanta mantener un nexo de unión continuo con los grandes referentes y docentes, y comprobar cómo los alumnos van adquiriendo una nueva dimensión de conocimiento y formación.
Todo ello no sería posible sin el motor de mi vida, mi pequeña gran familia, (Gonzalo y mis cuatro hijos) y esos momentos de desconexión. Descargo adrenalina jugando al baloncesto, bailando flamenco y no cambio por nada del mundo disfrutar de un buen vino con mis amigos.