El Virus del Papiloma Humano es una de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes en la actualidad. Uno de los objetivos fundamentales está en frenar su propagación y concienciar a la población de sus posibles consecuencias, ya que si no se trata a tiempo y de forma precoz, esta afección puede ser el desencadenante de enfermedades más graves como el cáncer de cuello de útero, de ano o de pene.
En Europa se diagnostican cada año entre 284.000 y más de medio millón de lesiones causadas a consecuencia del VPH, una cifra importante y determinante para el sistema de salud, que se eleva entre la población más joven o sexualmente activa. Suele transmitirse durante las primeras relaciones y la más alta prevalencia se detecta en mujeres de menos de 25 años.
La vacunación del VPH y algunos medios anticonceptivos de barrera son los métodos de prevención contra el contagio, pero este último tampoco garantiza 100% evitarlo, ya que el preservativo no previene del todo la zona perineal que es potencialmente foco de atracción de la infección.
Otro de los principales condicionantes tiene que ver con la capacidad de nuestro sistema inmune para hacer frente al virus, capacidad que depende en gran medida de las natural killers, que son las células que cuentan con gran capacidad para detectar las células malas y terminar con ellas.🌐
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Desde la PNI clínica, y con la experiencia de recibir numerosos pacientes con esta patología, sabemos muy bien que se trata de un virus que con unas cuantas pautas se puede tratar, controlar y prevenir de posibles contagios.
¿Qué es exactamente el Virus del Papiloma Humano?
Se oye hablar de el VPH con frecuencia y aunque los profesionales de la salud tenemos claro cómo actúa, a día de hoy existe mucha gente que desconoce su existencia. El virus del Papiloma Humano forma un grupo de virus de ADN de doble banda que pertenecen a la familia Papovaviridae, que no poseen envoltura, y tienen un diámetro aproximado de 52-55 nm.
Puede ocasionar múltiples verrugas en la piel (VPH cutáneos) y mucosas (los llamados VPH mucosales). Existen más de 200 tipos, pero unos 40 son los que afectan a los genitales y a la zona anal en ambos sexos. Se propagan a través del contacto sexual y por su potencial desarrollo de carcinoma, los hay de bajo y alto riesgo.
La mayor parte de este tipo de infecciones son transitorias y el organismo las elimina por sí mismo, pero en ocasiones se vuelven más persistentes y pueden durar años, alterando las células, de modo que si no se trata la infección pueden empeorar ocasionando cáncer. Hablamos de factores genéticos, de la edad, la inmunodepresión, o de algunos condicionantes como el abuso del tabaco.
¿Presenta síntomas?
El Virus del Papiloma Humano apenas presenta síntomas o son indetectables, y la única forma más evidente de detectarlo es mediante la manifestación de unas verrugas en la zona afectada porque su contagio se produce por contacto. Si lleva bastante tiempo y desencadena en otras patologías más graves, sí se puede evidenciar.
¿Cómo se desarrolla el Virus del Papiloma Humano?
Las partículas virales del VPH se componen de una envoltura proteica que contiene un 95% de proteína L1 y un 5% de proteína L2. En su interior está el DNA circular de doble cadena que contiene unos 8000 pares de bases, 8 genes y una región regulatoria no codificante, que a su vez tiene uniones para elementos proteicos y hormonales de hospedero, que son necesarios para que el virus complete su ciclo de reproducción.
El genoma del VPH lo forman dos tipos de genes,
- Por un lado los que se codifican en las primeras etapas de la infección que se conocen como genes E (early o tempranos), que básicamente son 6 (E1, E2, E4, E5, E6, E7).
- Por otro lado, los que se codifican en las siguientes o últimas etapas del ciclo y que son los genes L (late o tardíos), el L1 y L2.
Ciclo vital de los VPH
La duración y ciclo vital de los Virus del Papiloma Humano están directamente relacionados con el crecimiento de las células epiteliales hospederas. En primer lugar, el VPH inicia su ciclo infectando las células de las capas basales del epitelio (que son las más superficiales) y lo hace a través de lesiones o pequeñas abrasiones del tejido.
Una vez que se produce la infección, el virus se sitúa dentro del núcleo de las células basales. El DNA viral se coloca de forma circular fuera de los cromosomas, y se va reproduciendo a niveles muy bajos, coordinándose a su vez con la división celular.
Cuando las células que ya se han infectado, se desplazan desde la capa basal hasta el estracto del epitelio, la propagación del virus se estimula, acumulando virus dentro del núcleo. Los genes tempranos están presentes a lo largo de todos los estratos epiteliales, pero en cambio los genes más tardíos son los que potencialmente tienden al desarrollo de lesiones premalignas del cuello uterino.
Este estudio de los marcadores moleculares son capaces de mostrar a través de una biopsia diferentes situaciones en un diagnóstico, como anomalías tempranas en el ciclo viral, prediciendo de alguna forma futuras lesiones.
¿Te está resultando interesante el desarrollo de este virus tan común? En la segunda parte hablaremos de cómo el estado de nuestro sistema inmunológico puede ser determinante, así como algunas recomendaciones y hábitos para frenar el contagio y propagación.
Llevo más de 20 años trabajando como fisioterapeuta, pero mi ámbito profesional y mi forma de vida dio un giro de 180 grados cuando me convertí en lo que soy actualmente: especialista en Psiconeuroinmunología clínica. Disciplina que me ha brindado la oportunidad de crecer exponencialmente y que llegó a mí de la mano del Dr. Leo Pruimboom, fundador y referente mundial por excelencia de esta disciplina médica. Una nueva vía de intervención que descubrí cuando aún estaba cursando mis estudios universitarios en Fisioterapia, que cambió mi perspectiva y por su puesto la manera de trabajar con los pacientes.
Labor clínica, con la que no dejo de aprender constantemente y disfrutar cada día. Además, al mismo tiempo me permite desarrollar mi segunda actividad y pasión, la de coordinar el Máster en PNIc. Me encanta mantener un nexo de unión continuo con los grandes referentes y docentes, y comprobar cómo los alumnos van adquiriendo una nueva dimensión de conocimiento y formación.
Todo ello no sería posible sin el motor de mi vida, mi pequeña gran familia, (Gonzalo y mis cuatro hijos) y esos momentos de desconexión. Descargo adrenalina jugando al baloncesto, bailando flamenco y no cambio por nada del mundo disfrutar de un buen vino con mis amigos.