La diabetes tipo 2 es una de las epidemias actuales, resultado de cómo vivimos y cómo nos cuidamos. En España alcanza unas cifras preocupantes ya que según la Sociedad Española de Diabetes uno de cada 7 adultos la tiene, y un 90% de diabéticos tienen la tipo 2, situándose así como el país con la tasa más alta de Europa. La cuestión es que hay personas que hasta desconocen que la tienen, por ello es importante saber y conocer con detalle ¿cómo hemos llegado a este punto?
Fundamentalmente por nuestro estilo de vida lleno de malos hábitos o al menos no los mejores para mantenernos saludables. El sedentarismo, la mala alimentación, el exceso de comida basura y los súper azucarados, son los principales desencadenantes del sobrepeso y la obesidad, y de este modo convierten a esta enfermedad en una de las más habituales en consulta.
Pero antes de abordar con detalle cuáles son los principales desencadenantes, así como de mencionar un estudio de investigación que destaca algunos factores de riesgo medioambientales importantes, es necesario explicar esta patología, sus tipos y delimitar aquellos hechos que han contribuido a que un número importante de la población esté afectada por la diabetes tipo 2.
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¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una patología crónica metabólica cuyo desencadenante principal es la detección de unos niveles elevados de glucosa en sangre (azúcar en sangre), que con el tiempo pueden ocasionar graves perjuicios en órganos vitales del sistema como el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos y la vista, los riñones o el sistema nervioso.
Dos tipos de diabetes: diferencias
Si observamos a nuestro alrededor, existen múltiples casos distintos de diabetes. Está la infantil y la de los adultos, donde mediante un tratamiento y medicación la controlan. Luego están esos casos que necesitan administrar insulina a diario. Veamos los dos tipos más conocidos.
1. La Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1)
También se conoce como diabetes juvenil o insulinodependiente. Se trata de una enfermedad crónica y con una elevada susceptibilidad genética, donde el páncreas y el sistema inmunitario no son capaces por sí mismos de producir insulina. Ello supone vivir con la enfermedad prácticamente de por vida, ya que no se puede prevenir ni evitar, y al mismo tiempo con la necesidad de recibir un tratamiento y unos controles exhaustivos con insulina para poder sobrevivir.
2. La Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2), la más extendida
Esta diabetes tipo 2 aparece cuando el páncreas produce insulina pero de alguna forma está cansado y agotado, y ello conlleva a una dificultad para que el azúcar llegue hasta las células. Esto supone que su tarea es la de producir más y más insulina, y al mismo tiempo se van ocasionando niveles más elevados de glucosa en sangre. La insulina es la hormona que ayuda a que la glucosa llegue y penetre en las células para dotarlas de energía. Con la diabetes, como no se produce suficiente insulina o no se emplea bien, la glucosa se queda en la sangre. Esta glucosa es la que desencadena en los problemas de salud que desencadena una diabetes tipo 2.
Diabetes tipo 2, una enfermedad ligada a nuestro modo de vida
Digamos que las diferencias clave entre una y otra tienen que ver con la producción de insulina. En la diabetes tipo 1 el cuerpo no es capaz de producir por sí mismo insulina; es una enfermedad diagnosticada porque da la cara fácilmente por una alteración del sistema inmunitario cuando la detecta, y en consecuencia tiene un tratamiento concreto con insulina y otras pautas muy concretas porque se trata de una patología crónica.
Sin embargo, con la tipo 2 el cuerpo produce insulina pero no la suficiente; algunos pacientes no saben ni que la tienen, básicamente porque está asociada a otras enfermedades como el sobrepeso, la obesidad, causas genéticas y algunos hábitos típicos de nuestra sociedad actual como la falta de actividad, que hacen que no seamos conscientes de que detrás de todos estos síntomas probablemente esté la diabetes.
Sin embargo, cabe resaltar que si bien es más común en adultos y en países desarrollados, en las últimas 3 décadas también se ha extendido a otros países con independencia del nivel socioeconómico
Si bien en el primer caso la diabetes se puede controlar pero no curar, este tipo 2 sí puede prevenirse e incluso disminuir con una dieta sana libre de hidratos y azúcares, y con ejercicio físico.
El entorno y los factores medioambientales, la clave para su prevalencia
En este punto, donde se sabe a ciencia cierta que nuestro entorno es determinante e influyente sobre la posible aparición de la Diabetes mellitus tipo 2, se han llevado a cabo diferentes estudios entre el que destacamos “Factores de riesgo ambientales para desarrollar diabetes mellitus tipo 2: una revisión sistemática” que enumeran cuáles son exactamente estos. Tanto de carácter ambiental como de tipo conductual, socioeconómico, demográfico y hasta de comportamiento que citaremos en una segunda parte dedicada a identificarlos con detenimiento, y ver así cuáles pueden ser los mecanismos, soluciones y cambios para intentar frenar esta epidemia del S.XXI, la DM2.
Llevo más de 20 años trabajando como fisioterapeuta, pero mi ámbito profesional y mi forma de vida dio un giro de 180 grados cuando me convertí en lo que soy actualmente: especialista en Psiconeuroinmunología clínica. Disciplina que me ha brindado la oportunidad de crecer exponencialmente y que llegó a mí de la mano del Dr. Leo Pruimboom, fundador y referente mundial por excelencia de esta disciplina médica. Una nueva vía de intervención que descubrí cuando aún estaba cursando mis estudios universitarios en Fisioterapia, que cambió mi perspectiva y por su puesto la manera de trabajar con los pacientes.
Labor clínica, con la que no dejo de aprender constantemente y disfrutar cada día. Además, al mismo tiempo me permite desarrollar mi segunda actividad y pasión, la de coordinar el Máster en PNIc. Me encanta mantener un nexo de unión continuo con los grandes referentes y docentes, y comprobar cómo los alumnos van adquiriendo una nueva dimensión de conocimiento y formación.
Todo ello no sería posible sin el motor de mi vida, mi pequeña gran familia, (Gonzalo y mis cuatro hijos) y esos momentos de desconexión. Descargo adrenalina jugando al baloncesto, bailando flamenco y no cambio por nada del mundo disfrutar de un buen vino con mis amigos.