A lo largo de varias entregas hemos ido hablando de la importancia del ejercicio y la actividad física para nuestro sistema inmune y el cerebro. Un efecto positivo que se evidencia a través de la selección de los 53 artículos más importantes l entre 1985 y 2020 y que se engloban en en “Actividad física y su relación con el sistema inmune” (Physical activity and its relationship with the immune system).
En la primera parte destacamos los efectos positivos del ejercicio para la inmunidad, en el segundo post diferenciamos el sistema inmune innato y adaptativo y qué ocurre en la inmunidad innata con el movimiento aeróbico, y en esta tercera y última entrega, vamos a centrar la atención en los efectos del ejercicio físico sobre la inmunidad adaptativa.
La práctica deportiva produce un aumento del ritmo cardíaco, del flujo sanguíneo y al mismo tiempo, especialmente a través del sistema inmunitario adaptativo, provoca movilidad en los linfocitos (T y B), favoreciendo su camino hasta llegar a los patógenos.
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Efectos de la actividad física sobre la inmunidad adaptativa
Continuando con este estudio, vamos a intentar discernir qué efectos produce el movimiento aeróbico sobre la inmunidad adaptativa. El sistema inmune adaptativo implica hablar de los linfocitos T y B, que son las células que activan la defensa frente a agentes infecciosos específicos que han accedido a nuestro cuerpo, y que por tanto se deben eliminar.
Los linfocitos B se generan en la médula ósea; esta clase de linfocitos que sobreviven a los mecanismos de tolerancia, migran hacia el bazo, órgano donde va a culminar su maduración. Allí sufren la inducción de la tolerancia periférica, y de este modo los linfocitos B que hayan escapado a la inducción no van a continuar desarrollándose. Una vez atraviesan estos procesos, se ubican en los ganglios linfáticos y se activan en presencia de un agente extraño con la cooperación de los linfocitos T CD4+, que son un tipo de glóbulo blanco.
Estos linfocitos B, se diferencian en plasmoblastos y terminan como células plasmáticas en los órganos linfoides secundarios. Células plasmáticas que cumplen un papel fundamental en la respuesta inmunitaria al producir anticuerpos o inmunoglobulinas (IgM, IgD, IgG, IgE e IgA). Estas inmunoglobulinas a su vez tienen dos regiones funcionales:
- La fracción de unión al antígeno (Fab), que se une a la gama de antígenos y a sitios específicos para formar inmunocomplejos (antígeno-anticuerpo) que neutralicen antígenos virales.
- La fracción constante (Fc)
La inmunoglobulina A secretora (slgA) produce resistencia del hospedero, y algunos estudios manifiestan que la concentración de esta disminuye tras la práctica de ejercicio intenso. Estas concentraciones salivares de IgA que fortalecen la defensa y que aumentan considerablemente durante el ejercicio, bajan tras una actividad intensa como una maratón o un partido de fútbol con jugadores profesionales o de élite.
Los linfocitos T
Por su parte, los linfocitos T, ayudan a proteger el cuerpo frente a posibles infecciones y también son muy características para combatir el cáncer. Concretamente los T CD8+, aumentan durante el ejercicio, y más aún que los T CD4+. Aunque generalmente todos los linfocitos aumentan, el porcentaje de estos de T CD4+ concretamente disminuye porque las células NK crecen considerablemente respecto a cualquier otra subpoblación.
Tras la práctica de ejercicio intenso disminuyen los linfocitos T por el mecanismo de apoptosis, debido a que este reduce la concentración de glutatión en estos, induciendo al estrés oxidativo.
Llevo más de 20 años dedicado al campo de la salud y de la formación, especializado en el ámbito de la Psiconeuroinmunología clínica.
He tenido la suerte de formarme y entrar a formar parte del equipo del Dr. Leo Pruimboom, la gran referencia internacional en esta disciplina.
Me apasiona mi labor docente, poner al servicio de cientos de alumnos de todo el mundo todo este bagaje y conocimiento para acompañarles en el proceso de formación en esta maravillosa disciplina.
Igualmente disfruto y aprendo de mis pacientes en mi labor clínica diaria.