¿Hasta qué punto el desarrollo de ciertas conductas que desarrollamos están ayudando a nuestro sistema inmune? Esto es de lo que precisamente vamos a hablar en este post. De una apasionante conexión que se aborda dentro de la PNI clínica y que centra en el eje conducta-cerebro e inmunología.
La clave para entender este nexo, es bucear de forma profunda en la actividad inmunológica y comprobar la influencia que puede tener nuestro estado inmunitario ante ciertos tipos de conductas que se observan en el ser humano. Entender esta conexión no sólo es fascinante, sino esencial para mejorar nuestra salud y el bienestar general de muchas personas. Hacerlo desde un punto de vista evolutivo ayudará a comprenderlo un poco mejor. Sigue leyendo…
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Sistema inmunitario conductual
Existe un componente clave, el sistema inmunitario conductual, donde suceden y se desarrollan ciertas conductas que están conectadas directamente con la capacidad que tenemos de estar protegidos frente a las infecciones o situaciones de riesgo para quedar más expuestos a una posible infección.
No en este caso defendiéndose a través de nuestro organismo, sino a través de determinadas acciones y de nuestra mente.
El llamado sistema inmune conductual se asienta sobre una compleja matriz neuro inmunológica, responsable de facilitar el desarrollo de emociones y conductas que nos ayudarían a minimizar el riesgo de sufrir infecciones.
Esta relación es relevante desde un punto de vista clínico. Y es que gran parte de las conductas que desarrollan nuestros pacientes podrían estar condicionadas por el estado de su inmunología y su capacidad de combatir infecciones.
El sistema inmunológico, el más inmune de todos
El sistema inmunológico es responsable de la defensa del organismo, siendo extremadamente reactivo frente a agresiones, tóxicos o patógenos. Además tiene amplia capacidad de generar memoria de todas estas experiencias para ir siendo cada vez más eficaz en su función.
La naturaleza de este sistema de defensa es sumamente controvertida en el sentido de que su reactividad significa mucho gasto de energía y daño asociado a su propia actividad, ya que se trata de un sistema que como decíamos antes es extremadamente reactivo.
El sistema inmune de ahora es proactivo
Sin embargo, no todos los componentes inmunitarios muestran la misma reactividad. Así, el componente conductual de nuestra inmunidad tiene un comportamiento muy distinto. Se trata de una línea de defensa, no basada en la reactividad, sino en la proactividad.
El significado de esta otra forma de protegernos es muy interesante. Los humanos frente a situaciones de riesgo de infección, somos capaces de desarrollar un cierto abanico de emociones que nos ayudan a generar conductas de evitación o rechazo que minimicen el riesgo de sufrir esa posible infección. De esta manera podríamos ahorrarnos tanto el gasto energético como el daño asociado a la respuesta inmunitaria clásica.
Para entenderlo un poco mejor citamos un ejemplo. Ante una situación en la que percibimos un alimento en mal estado, es probable que todos hayamos experimentado una emoción básica y fundamental como es el asco. Este asco es básico para que podamos desarrollar conductas de rechazo que eviten que nos comamos ese alimento que muy probablemente, al estar en mal estado, tenga una carga de microbios que potencialmente podría provocar una infección.
Por tanto, el sistema inmune conductual estaría protegiéndonos, no de un modo reactivo, caro energéticamente y oxidativo, sino simplemente minimizando el riesgo de sufrir infecciones a través del desarrollo de conductas.
En breve explicaremos a través de una segunda entrega cómo se van a ir conectando este tipo de respuestas.
Llevo más de 20 años dedicado al campo de la salud y de la formación, especializado en el ámbito de la Psiconeuroinmunología clínica.
He tenido la suerte de formarme y entrar a formar parte del equipo del Dr. Leo Pruimboom, la gran referencia internacional en esta disciplina.
Me apasiona mi labor docente, poner al servicio de cientos de alumnos de todo el mundo todo este bagaje y conocimiento para acompañarles en el proceso de formación en esta maravillosa disciplina.
Igualmente disfruto y aprendo de mis pacientes en mi labor clínica diaria.