La dermatitis atópica es una de las afecciones más comunes y típicas de las sociedades desarrolladas. El número de pacientes que acuden a consulta pidiendo auxilio cada vez es mayor, porque si bien los tratamientos o las cremas mayoritariamente repletas de corticoides son rápidos y presentan una aparente mejoría, esta patología se caracteriza por ser particularmente reincidente y en el peor de los casos crónica; al cabo del tiempo y cuando menos se espera, vuelve a aparecer con un efecto rebote.
Y es que este tipo de afecciones de la piel son de las más complicadas de controlar. En numerosos casos son bastante incómodas de sobrellevar, tanto a nivel físico como emocional. Se manifiestan en forma de picores continuos y son muy visibles.
Se exponen con la piel hinchada, repleta de rojeces, con ampollas o con descamaciones en diferentes partes del cuerpo.
Desde el cuero cabelludo, la cara, el tórax, o en las extremidades (especialmente en las partes internas de codos, cuello o rodillas).
Todo un cóctel de condicionantes como para que algunos casos extremos presenten un malestar generalizado en quienes la padecen ya que les impide desempeñar algunas actividades cotidianas.
Hasta hace unos años, las patologías de origen cutáneo y sus causas eran prácticamente desconocidas y no cobraban tanta importancia.
Sin embargo, desde hace unas décadas la especialidad de dermatología, principalmente la relacionada con determinadas afecciones de la piel y tan comunes como la dermatitis atópica, ha progresado considerablemente con numerosos avances en este campo.
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La psiconeuroinmunología clínica como ciencia que estudia el sistema inmune, nervioso y endocrino desde una perspectiva global e integradora, está muy centrada en la piel como órgano complejo y determinante para la salud, que posee funciones vitales y esenciales.
La piel va mucho más allá de una simple capa envolvente y protectora del cuerpo.
Sobre todo porque es extremadamente sensible y si existe alguna alteración, es de los órganos que antes responde a través de señales de alarma de los desafíos ambientales externos y emocionales.
La contaminación, la climatología y los cambios extremos actuales, o incluso el exceso de productos que la irritan como los geles y cremas, agreden la piel sobre manera, pero existen otros desencadenantes menos visibles como el estrés, que repercuten de forma traumática y silenciosa.
Sin embargo, para poder explicar la conexión entre dermatitis atópica y el sistema neurológico e inmune, es importante saber en qué consiste, cómo se manifiesta y de qué manera se pueden controlar sus efectos.
Dermatitis atópica, ¿Por qué me ha tocado a mi? 🙁
Esta es la pregunta que se plantean numerosos pacientes.
Básicamente, y aunque cada vez más estudios demuestran que la contaminación o el estrés tienen mucho que ver, su gran componente o predisposición genética son la principal causa.
La Dermatitis atópica (DA), que también se conoce y se le puede denominar de forma indistinta como eczema, es una patología de carácter inflamatorio, crónica o reincidente sumamente compleja.
El término “atópico” está relacionado con la capacidad o predisposición de carácter genético a que se manifieste una reacción alérgica como respuesta ante esta reacción frente a determinados factores o circunstancias.
Aparece en forma de erupción, pero no todas las erupciones son atópicas (algunas son dermatitis de contacto provocadas por productos químicos).
Por ello el eczema está directamente relacionado con muchas afecciones atópicas, porque es más probable que ocurra a personas con antecedentes genéticos o familiares.
La DA surge como consecuencia de un desajuste o desequilibrio que se produce en el sistema inmune. Se trata de una alteración de la piel que se manifiesta a consecuencia de múltiples factores, principalmente genéticos.
Otros ambientales y como se ha venido demostrando en los últimos años, también emocionales como el estrés son altamente desencadenantes de la DA.
Una patología de niños y mayores
Para comprenderla un poco mejor, es importante analizar la edad de inicio de la DA, su localización, nivel de extensión, grado y la capacidad de persistencia, porque en algunos casos se asienta y es muy complicada de erradicar completamente.
La aparición de esta patología en niños y en adultos no es igual. Puede surgir desde que somos bebés y remitir a edades mayores, o manifestarse de forma repentina a edades más tardías.
Su prevalencia es bastante más elevada en los niños y menor en adultos, pero en unas décadas ha aumentado considerablemente la incidencia en los mayores y especialmente en los países industrializados.
En los bebés ataca más a las mejillas y a las extremidades más alejadas como manos o pies; con los niños y más mayores se apoya más en las zonas centrales y de flexión como parte interna de los codos, del cuello y de las rodillas.
Una explicación más científica de la DA
Conociendo un poco más los verdaderos responsables de este tipo de alteración cutánea, se puede ver cómo actúa y reacciona la piel cuando hay un brote de DA.
Aunque hay varias causas, uno de los implicados más ligados cuando se sufre algún tipo de esta alteración cutánea tiene que ver con un desequilibrio de los diferentes tipos de linfocitos llamados T (que son parte del sistema inmune y que se forman a partir de células madre en la médula ósea).
Es decir, los Th1, Th2 y los Treg (que se encargan de regular el sistema inmunitario) se alteran debido a un cambio en las citoquinas, concretamente en la IL-4 y la IL-13, que segregan este tipo de células T, y como consecuencia aumentan la inmunoglobulina E.
También se manifiestan este tipo de alteraciones cuando se alteran los receptores Toll (que son moléculas reconocedoras de patógenos y de moléculas alteradas) que son capaces de lanzar la respuesta inmune.
El eje intestino-cerebro-piel, una reciente vía de conexión e intervención
Directamente en relación con la dermatitis atópica vuelve a salir a escena la microbiota. Los bichitos intestinales y su alteración son causantes de numerosas patologías y también de aquellas alteraciones de la piel como la DA.
A principios del S. XX se empezó a pensar que los estados emocionales (ansiedad o depresión entre otros) ya podían alterar la microbiota bacteriana.
La secreción de neurotransmisores produce permeabilidad intestinal o inflamación a través de la sangre.
Y, ¿de qué manera el eje intestino-cerebro-piel está conectado e implicado en algunos cuadros de dermatitis atópica?
Básicamente una microbiota alterada es capaz de modificar la producción de determinados neurotransmisores que implican directamente a la barrera de la piel y al sistema inmune, los dos elementos clave de la DA.
El triptófano que es un aminoácido que produce la microbiota, provoca la sensación de prurito (picazón) que provoca la dermatitis atópica.
Los síntomas de la DA, muy molestos
Los signos más evidentes para un diagnóstico y evaluación de la dermatitis atópica suelen ser vía SCORAD (Índice Para la DA), o SASSAD (Seis áreas, Seis Signos de Dermatitis Atópica).
Quienes la padecen conocen perfectamente y sufren los síntomas de la dermatitis atópica.
Principalmente enrojecimiento de la piel e hinchazón, descamaciones, erupciones, piel seca, especialmente a consecuencia de los picores y un rascado continuo que provoca estas lesiones.
Ello conlleva a que los pacientes entren en un estado más irascible, por la falta de sueño, concentración, o malestar por las antiestéticas erupciones.
La dermatitis atópica se puede controlar
Si preguntamos a algún paciente, seguramente nos diga que ha querido tirar la toalla, pero si se llega al punto de partida, y con un diagnóstico en firme, es posible mantener los brotes de DA estables, con algunas pautas como,
- Una alimentación adecuada y llena de nutrientes saludables y suplementos alimenticios para la piel, como el zinc, la vitamina C, los aminoácidos y los ácidos grasos como el Omega-3, entre otros.
- El agua es fuente de hidratación para la piel.
- El ejercicio físico.
- Sesiones de meditación y la desconexión o aquellas acciones que nos ayuden a relajarnos.
- Dormir y descansar es importante por la influencia de la melatonina sobre la piel.
- Sobre todo un buen tratamiento con seguimiento de profesionales de salud y desde una visión integradora.
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El próximo webinar tendrá lugar el próximo 15 de junio Dermatología de Vanguardia: la piel en la Psiconeuroinmunología Clínica impartido por el Dr. Leo Pruimboom.
Llevo más de 20 años trabajando como fisioterapeuta, pero mi ámbito profesional y mi forma de vida dio un giro de 180 grados cuando me convertí en lo que soy actualmente: especialista en Psiconeuroinmunología clínica. Disciplina que me ha brindado la oportunidad de crecer exponencialmente y que llegó a mí de la mano del Dr. Leo Pruimboom, fundador y referente mundial por excelencia de esta disciplina médica. Una nueva vía de intervención que descubrí cuando aún estaba cursando mis estudios universitarios en Fisioterapia, que cambió mi perspectiva y por su puesto la manera de trabajar con los pacientes.
Labor clínica, con la que no dejo de aprender constantemente y disfrutar cada día. Además, al mismo tiempo me permite desarrollar mi segunda actividad y pasión, la de coordinar el Máster en PNIc. Me encanta mantener un nexo de unión continuo con los grandes referentes y docentes, y comprobar cómo los alumnos van adquiriendo una nueva dimensión de conocimiento y formación.
Todo ello no sería posible sin el motor de mi vida, mi pequeña gran familia, (Gonzalo y mis cuatro hijos) y esos momentos de desconexión. Descargo adrenalina jugando al baloncesto, bailando flamenco y no cambio por nada del mundo disfrutar de un buen vino con mis amigos.