No cabe duda que la investigación, los avances y un diagnóstico cada vez más preciso detectan que la prevalencia de alergias alimentarias cada vez es mayor. Lo más relevante es que las alergias se gestan desde el desarrollo fetal. Sin duda somos más vulnerables a padecer cualquier propensión alérgica en la primera etapa vital.
Los nueve meses desde que nos conciben hasta el nacimiento, en este breve pero intenso periodo de tiempo, se van a generar más cambios que en cualquier otro momento de la vida, afectando de este modo cualquier conducta o comportamiento a la organogénesis, a la programación endocrina, metabólica e inmunitaria.
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Ello nos lleva al concepto de que los primeros 1000 días de vida, desde que nacemos hasta el segundo cumpleaños, son especialmente críticos de cara a nuestra salud a largo plazo y la susceptibilidad a padecer determinadas enfermedades. Uno de los aspectos fundamentales en este periodo es la alimentación, como algo sumamente determinante desde que nos conciben.
La ontogenia del sistema inmune ¿Qué ocurre en este periodo?
La ontogenia del sistema inmune, es decir, la etapa de desarrollo embrionario, se completa predominantemente durante ese periodo de mil días. Este proceso se va a ver influido por diferentes aspectos, entre los que se encuentran,
- el genoma materno
- la salud
- la dieta
- el entorno antes de la concepción, durante el embarazo y la lactancia.
Uno de los componentes de la protección inmunológica del embarazo es la generación de pequeñas proteínas del sistema inmune, es decir, las citoquinas reguladoras Th-2 y Th-3. Este mecanismo resulta fundamental para comprender la tolerancia al embarazo y el desarrollo embrionario, que pueden inducir sesgos hacia respuestas Th-2 (que son promotoras de alergia) y Th-3 (que son promotoras de tolerancia).
Tras el nacimiento, normalmente la actividad del componente Th-1 aumenta, mientras que la Th-2 se regula a la baja, lo más probable que facilitado por la evolución normal del microbioma del recién nacido.
¿Cómo se gestan las alergias?
Los mecanismos inmunológicos que subyacen a la enfermedad alérgica son la expresión de respuestas mediadas por los linfocitos T que se diferencian hacia linfocitos Th-2 frente a alérgenos ambientales comunes. Estos linfocitos Th-2 liberan citocinas como las interleucinas (IL)-4, IL-5, IL-9 e IL-13, que desencadenan la producción de inmunoglobulina E (IgE), que es el anticuerpo que provoca la alergia, y que activa otras células inflamatorias como los eosinófilos.
En cambio, los linfocitos Th-1 se encargan de contrarrestar esta situación generando citocinas como el interferón-gamma (IFN-gamma), que regula a la baja la actividad de los Th-2, mientras que la IL-4 suprime la función de los Th-1. Un grupo de linfocitos T reguladores (T-regs) suprime tanto la actividad Th-1 como la Th-2 mediante el contacto célula-célula, o la generación de IL-10 y factor de crecimiento transformante (TGF) beta.
¿Te está resultando interesante cómo es el comportamiento de estos elementos? En la segunda parte de este post contaremos cómo actúan estos linfocitos en el recién nacido para que en mayor o menor medida se genere cierta mayor propensión a las alergias.
Fuente para ampliar conocimiento:
Warner, J. O., & Warner, J. A. (2022). The foetal origins of allergy and potential nutritional interventions to prevent disease. Nutrients, 14(8), 1590.
Llevo más de 20 años trabajando como fisioterapeuta, pero mi ámbito profesional y mi forma de vida dio un giro de 180 grados cuando me convertí en lo que soy actualmente: especialista en Psiconeuroinmunología clínica. Disciplina que me ha brindado la oportunidad de crecer exponencialmente y que llegó a mí de la mano del Dr. Leo Pruimboom, fundador y referente mundial por excelencia de esta disciplina médica. Una nueva vía de intervención que descubrí cuando aún estaba cursando mis estudios universitarios en Fisioterapia, que cambió mi perspectiva y por su puesto la manera de trabajar con los pacientes.
Labor clínica, con la que no dejo de aprender constantemente y disfrutar cada día. Además, al mismo tiempo me permite desarrollar mi segunda actividad y pasión, la de coordinar el Máster en PNIc. Me encanta mantener un nexo de unión continuo con los grandes referentes y docentes, y comprobar cómo los alumnos van adquiriendo una nueva dimensión de conocimiento y formación.
Todo ello no sería posible sin el motor de mi vida, mi pequeña gran familia, (Gonzalo y mis cuatro hijos) y esos momentos de desconexión. Descargo adrenalina jugando al baloncesto, bailando flamenco y no cambio por nada del mundo disfrutar de un buen vino con mis amigos.